Láminas
Hoy levanto las láminas y descascaramientos de mi andar errático, de mis asentamientos temporales, de mis ilusiones fugaces, y emprendo la restauración. Entre óxido y humedad, selecciono rayos de sol completo y dejo que alumbren justo el estante cristalino de mi mejor empresa; les ordeno atravesar un óvalo de cristal tornasolado para reactivar las células de la mejor energía que soy capaz de recordar, y comienzo a vivir de nuevo. Con otros zapatos, nuevos lentes, mente expandida, se abren ante mí pasadas y nuevas avenidas, voy presenciando el milagro de las fachadas, miro a lo alto hacia las torres, camino sin temor a ramas, a cables. Sin temor. La ciudad es un sonido, está en cada folículo resistente, persistente. Se transforma, nunca se detiene. Nunca.